El ángel Gabriel le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Luego añadió: «No temas, MarÃa, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.» MarÃa respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le aclaró: «El EspÃritu Santo vendrá sobre ti y el poder del AltÃsimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.» Dijo MarÃa: «He aquà la esclava del Señor; hágase en mà según tu palabra.» DÃas después, MarÃa fue a casa de ZacarÃas y saludó a Isabel, la cual exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno» (cf. Lc 1,26ss). A modo de conclusión, San Juan añade en el prólogo de su Evangelio: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).
Que el EspÃritu del Señor haga morada esta Navidad en cada uno de nosotros.
¡Feliz Navidad!